Estando ya a unas cuantas semanas
de iniciar todo lo que acompaña la elección de representantes sindicales
administrativos, el ambiente que se siente en esta dependencia universitaria no
es nada atrayente.
Pero, ¿por qué se aprecia esto?
Pueden ser muchos los factores pero, la realidad, es que existe una terrible
apatía de los trabajadores ante los asuntos que se relacionen con lo que sucede
en nuestra organización sindical y en el entorno nacional, que no tenga impacto
directo en su bolsillo.
Es decir, cualquier situación por
anecdótica que parezca, si se relaciona con su sueldo, inmediatamente llama la
atención. De lo contrario, poco interés le demuestra aunque, no se den cuenta
(o no quieran darse cuenta) que algunos eventos externos pueden impactar en eso.
Llámese elecciones, inseguridad o aprobación de algunas modificaciones en leyes
o reglamentos en los recintos legislativos, por ejemplo.
Si a eso le sumamos, el poco
interés de informarse, de los trabajadores, y de informar, por parte de
nuestros actuales delegados sindicales, pues evidentemente el desinterés y la indolencia
son lo común en la base trabajadora.
Resulta muy triste darse cuenta
que, después de casi dos años de gestión sindical, nuestros representantes no
hayan aprendido cómo llevar a cabo una asamblea delegacional. Por lo menos, en
el turno matutino, se evidenció esto y, por supuesto, quienes se dedican a
denostar el trabajo sindical (a pesar de que cuando estuvieron en dicho cargo -incluyendo
algunas subcomisiones- realizaban iguales o peores acciones de las que, desde
luego, nunca recuerdan), aprovechan estos crasos errores para alejar la
discusión de los temas verdaderamente trascendentales.
Órdenes del día sin planeación
llevan a discusiones insulsas, propuestas sin fundamentos, peticiones personales
disfrazadas de interés colectivo, agresiones verbales, distanciamiento y clima
de intolerancia; y son lo común, al momento de llevar a cabo una reunión de
este tipo. Y ¿qué hacemos? En realidad, muy poco. Al no llevarse a cabo
reuniones que puedan organizarnos como Corriente o, por lo menos, como un grupo
de compañeros interesados en cambiar el esquema anteriormente planteado, es
normal que sucedan esas situaciones.
Así las cosas, se ve un panorama
brumoso para la elección de integrantes al XVI Consejo General de
Representantes, por parte de la Preparatoria 8. No existe un trabajador que
amalgame ambos turnos y que sea congruente entre el actuar y el decir. O por lo
menos, que pueda tener un plan de trabajo que interese a la base, que no sea “atacado”
por un grupo de compañeros. Éstos últimos, trabajadores que poco aportan pero
que siempre critican, que nunca les importa si afectan a otros trabajadores
mientras puedan mantener privilegios o concesiones, que buscan volver a tener
una presencia política pero con un pobre discurso (carente de fundamento),
compañeros que intentan “disfrazar” algo personal como laboral, etc.
Ante una lista de candidatos, que
ya se mencionan en los pasillos de la Preparatoria 8, se piensa que,
felizmente, sólo puede ser elegido uno. Y que, el elegido cargue las decisiones
de todos los trabajadores. Es justo que los trabajadores
esperen todo bueno de sus dignos representantes; pero también es conveniente
que aprendan por sí mismos lo que es debido a sus intereses y derechos. Y que
la participación de todos los trabajadores, en subcomisiones o en la delegación
sindical, presuponga la capacidad de la gente normal para unir sus limitados
recursos, para formar y desarrollar ideas y programas, para incluirlos en la
agenda laboral (ya necesaria) y actuar en su apoyo.
En ausencia de recursos y estructuras organizativas que hagan posible esta actividad, la elección de delegados sindicales y subcomisiones se limitará solamente a la opción de escoger entre varios candidatos que representen los intereses de uno u otro grupo. Y eso, desde mi punto de vista no es nada tranquilizador porque no se integrarán, se darán con mayor vehemencia los choques, personales (principalmente) e ideológicos (en menor medida).
-[H2A]
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