- En su medio, la televisión, y con formato rígido, Peña Nieto capoteó a su modo el temporal
AMLO, fajador, pero no
llegó el nocaut; Vázquez Mota: mucha metralla, poco ruido
- Quadri se despacha con ataques a los políticos, como si él no fuera postulado por ellos
¿Qué pierde esta noche de debate
Enrique Peña Nieto? Se recordará, seguramente, el momento en que Andrés Manuel
López Obrador le recuerda que René Bejarano pisó la cárcel y que Gustavo Ponce
sigue en el frescobote, pero la única manera de hablar de una derrota del
puntero hubiese sido que terminara en la lona. Y no pasa.
¿Por qué habría sorpresas? ¿No se
dice todo el tiempo que Peña es un producto de la televisión? ¿Por qué entonces
no sería solvente para actuar frente a las cámaras con un formato rígido?
Peña Nieto acusa recibo de que
Josefina Vázquez Mota se concentra en él, lo mismo que el tabasqueño. Los tres
parecen de acuerdo en ignorar a Gabriel Quadri, quien, gracias a ello, se puede
despachar con ataques a los políticos en general y sale así muy bien librado
del encuentro. Nadie en el salón le hace la pregunta que lo persigue desde hace
semanas y que ya lo pone al borde de la explosión: la clásica sobre su relación
con Elba Esther Gordillo. Ni siquiera lo hace López Obrador, el único a quien
Quadri ataca directamente.
Empeñada Vázquez Mota en su
estrategia pinocho (que se convierte en el juego de quién miente más con Peña);
enfocado López Obrador en dibujar una y otra vez a los que realmente mandan;
ocupado Peña en responder a los ataques y recetar sus compromisos, el repaso de
los temas del debate se lo dejan a Quadri, a quien nadie recuerda que el
partido del cual es candidato es dirigido, manejado, puesto en el juego
electoral por políticos tradicionales. Se va limpio y puede presumir haber
desarrollado propuestas (aunque varias suenen viables para otros países).
GRACIAS, LUPITA
Finalmente, para regocijo del
público televidente –e incluso de los reporteros echados a un salón anexo– el
primer encuentro entre los aspirantes a la presidencia no resulta tan terso ni
tan aburrido como presagiaron hasta el final los opinadores profesionales.
La pregunta es, sin embargo, si
algo de lo sucedido esta noche tendrá algún efecto en el desarrollo de las
campañas, en los sitios que ocupan los contendientes en las encuestas o si todo
será borrado por una nueva avalancha de espots, una matanza siempre más
numerosa y cruel que la anterior o una bomba mediática que arrebate números al
puntero.
¿Qué será recordado, comentado,
ridiculizado o repetido hasta el cansancio en las redes sociales? ¿Qué momento
o cuál intervención será más comentada en los programas de televisión
posteriores?
Posibles trend topics, con o sin
Twitter: las veces que la muy ceremoniosa candidata panista dice gracias,
Lupita; el momento en que Andrés Manuel López Obrador muestra la foto de cabeza
(Carlos Salinas con Peña Nieto); el cuidado de Quadri para atacar a los
políticos en general, con excepción de López Obrador, a quien realmente parece
detestar por populista.
Cualquiera de los anteriores. ¿O
el momento en que Peña Nieto levanta las ocho columnas con el nombre de Bejarano?
Eso, o la más sagaz de las respuestas de López Obrador.
¿Somos iguales, fue lo que quiso
decir Peña? El tabasqueño dice que no, que Bejarano estuvo en la cárcel y el
secretario de Finanzas, Gustavo Ponce, sigue en el frescobote. Y usted, que fue
secretario de administración de (Arturo) Montiel, está aquí.
EL ARRANQUE
Abre el debate. Peña Nieto dirige
baterías contra los gobiernos panistas: En los últimos años hemos tenido el
peor desempeño de los últimos 80 años, no hay suficientes empleos y los que hay
no pagan bien: 12 millones más de mexicanos se han sumado a las filas de la
pobreza, la mitad no tiene para comer. La ola de la violencia amenaza tu vida y
tu libertad.
Vázquez Mota lanza metralla, pero
ninguna bruma: va de las deudas de Coahuila y el estado de Mexico al caso
Paulette; de las reformas atoradas en el Congreso a la insinuación, una vez
más, de que los gobernadores priístas están coludidos con el narcotráfico.
Peña no le deja pasar una. Ni en
el debate ni después, pues todavía no termina el ejercicio organizado por el
Instituto federal Electoral (IFE) cuando ya sus colaboradores suben una
andanada de réplicas y argumentos de defensa.
De su lado, Andrés Manuel López
Obrador vuelve a sus líneas de campaña, señaladamente a la honestidad como el
eje de su eventual gobierno; presume algunos nombres de quienes integrarían su
gabinete y se dirige una y otra vez a la cámara, sin hablar ya para sus
contendientes. Pregunta a la audiencia: ¿De verdad creen que con el PRI va a
haber un cambio?
Coloca en la agenda algunos temas
sobre Peña Nieto (la relación con Montiel, las vías de cuota en el estado de
México), pero no toca a Vázquez Mota, quien echada ya al cuarto lugar en el
ejercicio, ayunas de coherencia sus últimas intervenciones, vuelve al espot,
que parece lo verdaderamente suyo: Tienes que elegir entre un México de paz o
el México de corrupción y atraso, dice, ya muy ensayado el parlamento.
Horas antes, al filo de las seis,
van llegando los invitados especiales de los candidatos, muchos perdidos entre
un congreso de maquillistas y peinadores y una vendimia para dentistas.
Afuera, las huestes del priísta
Frente Juvenil Revolucionario –eso dicen las chamarras, porque las camisetas
los identifican como integrantes de la Porra Oriente– espantan a los guardias
privados bajo las órdenes de policías federales. Parece que avanzarán por la
calle de arribo de los candidatos, pero de pronto caminan, muy disciplinados,
por la acera.
Del otro lado, simpatizantes del
candidato del Movimiento Progresista arengan con un megáfono a quienes pasan
por Insurgentes; reparten un volantito: “Si quieres que tu país sea de primer
mundo… empecemos por actuar como ciudadanos de primer mundo. ¡Ve el debate… no
el futbol!”
¿CADENA NACIONAL? NI QUE FUERAN PACO STANLEY
Transmitidas en cadena nacional
han sido, por recordar a bote pronto, la secuelas del asesinato del cómico
Francisco Stanley y las visitas de los jefes del Estado Vaticano.
No este debate, que Televisa
informó que transmitiría por el Canal 5, cuya cobertura sólo abarca 40 por
ciento de los hogares. En el canal estelar se mantuvo el programa de concurso
Pequeños gigantes.
El tema de la televisión fue
motivo de agarre entre Peña y López Obrador: Si la televisión hiciera
presidentes usted lo sería, pues gastó más de mil millones de pesos para publicidad,
dice el mexiquense.
López Obrador señala la cifra
exacta que Peña Nieto gastó en su primer año de gobierno y responde también que
su gasto fue en todos los años que estuvo al frente del Gobierno del Distrito
Federal.
De esos números algo sabemos,
pero ¿cuántos vieron el debate? Habrá que esperar a que Ricardo Salinas Pliego,
quien vapuleó al IFE y se aferró a transmitir el futbol por su canal de mayor
audiencia, nos pase los ratings.
-Arturo Cano
(Periódico La Jornada, Lunes 7 de mayo de 2012,
p. 4)
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